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  • Maya Lima Rodríguez

'Coyotes' ...poesía erótica


I

Los salvajes no somos domesticables, pero sentimos urgencia por reunirnos con los de nuestra especie. Los nocturnos, aquellos que clavan el ojo en la próxima presa. Los que a veces lloriqueamos echados debajo de un puente. Queremos encontrarnos en otros ojos migratorios, ojos licántropos, ojos antropófagos, ojos humeantes de deseo. Es el hambre la que nos impulsa. La que nos permite derribar distancias. Así un día nuestras patas se unen, nuestras colas se entrelazan. Nos olisquemos y tumbamos panza arriba. Reunirnos es luminosidad, refulgencia. Tu voz es canto que inunda cada rincón de mi llanura. Es la señal de tu presencia. Juntos somos la última manada de noche, bosque silencioso y el grito que hace de ofrenda para la luna. Nuestra cama madriguera es el infierno. Lugar sagrado sobre el cual mis caderas son pradera abierta, y mis muslos bestial, inhumanamente devorados por tu indómito gusto de clavar el colmillo. Es dominación, fuerza. (Se me crispa el pelaje de sólo recordarnos). Somos coyotes. Coyote que se alimenta de coyota. Coyota dulce como pan del desierto. Que a rato gruñe, a rato ladra. Soy la perra hambre, el territorio, la cueva que se habita para despertar mordidos, lengüeteados, rabo con rabo. Amanecidos de mirada apacible, sencilla, mansa.

II

Salimos amanecidos del hotel oliendo a rosas, a venusinos hambrientos que en el mercado de Cuauhtémoc vuelven a su forma humana después de un almuerzo picosito. Nos encaminamos para cada quien regresar a la soledad de sus rincones, al madrazo de silencio que es una cama sin compañía. Antes de la despedida busco una señal en la infinitud de tus ojos mientras atravesamos los puestos ambulantes de Balderas. Hablas y hablas y yo brinco a tu lado como perrito contento en espera del último mimo de su amo y señor. Te detienes, me miras y dices zafio, serio, con un toque de melancolía, con el asomo de una sonrisa que causa de menos ternura: ¿soy regüey pal amor, verdad? Y es cuando puedo besarte traviesa, coqueta, niñamente. Nos sentamos sobre la fuente de piedra detrás de la biblioteca. Hay gente que entra y sale del metro, puestos de comida, el clásico escándalo, la bamboleante, la enardecida calle que en ese momento hace de paraíso de las primigenias bestias descubridoras del rose, del deseo, del hambre por el fruto guardado bajo la ropa… Fumamos, nos disponemos a tomar cada quien su camino con un hueco palpitante en nuestros sexos, pero antes planeamos un próximo encuentro aullante, híbrido, chamánico, donde ser irracionales amantes.

Maya Lima Rodríguez (México D. F. 1973). Poeta, cuentista, lectora en voz alta y promotora cultural. Autora de los poemarios El síndrome del desierto (2013) y Gerontofilia de una reina (2015). Ha participado en más de diez antologías de cuento y poesía en México. Es una de las fundadoras del grupo Cabaret Poético (performance poético de burlesque), presentándose en diversos foros de la ciudad de México. Fue responsable operativa de la Casa del Poeta José Emilio Pacheco del Instituto Municipal de las Artes en el municipio de Tlalnepantla de Baz, Estado de México. Actualmente radica en Alemania.

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